Después de una semana en dique seco, por un “puñetero” chico que me golpeó en el ojo y me dejó “cegato”, nos fuimos mi hermano y yo a dar un “paseico” por la Ermita Vieja de Dílar.
Parecíamos dos discapacitados, mi hermano con un “hierro” de bici (>14 kgs.) que parecía que iba cojo y yo con un ojo a la “virulé”.
Bueno sin más detalles vamos al “tajo”, iniciamos la ruta con un calor sofocante desde La Zubia dirección a Gójar para coger el Camino de la Fábrica y llegar al Aula de la Naturaleza de Dílar (que fresquito hacía junto al río, que por cierto por el deshielo va con un caudal que se podría practicar una competición de descenso de piraguas).
Al iniciar la subida nos sorprendió gratamente que el acceso de las primeras rampas han sido cementadas con piedras, por ello ya es completamente ciclable (antes yo al menos tenía que echar pie a tierra jejejejeje…).
La subida hasta Ermita Vieja como siempre larga y “durilla”, pero con buena letra y con el calor que hacía, la finalizamos haciendo casi un sprint (lo de el sprint lo digo, porque a falta de 1,5 Km. vimos delante un ciclista subiendo, ¡¡¡¡¡AL ATAQUEEEE…..!!!!!!).
Como es norma, parada en la fuente del Ermita Vieja (cayeron 2 botes de agua), una vez recuperados nos apretamos las calas bajamos por el cortafuegos y veredas hasta el Cortjo del Encinar (¡¡¡vaya!!!, lo rápido que se baja y lo que cuesta subir ¡¡¡joer!!!).
Para no repetir el camino del inicio nos desviamos por los almendros del Cortijo de la Zapatera en una preciosa bajada hasta Gójar y en un pis-pas a casa.
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