Sábado tarde en bici, la frase lo dice todo, salvo lo acontecido que a continuación se relata:
Salimos desde el embalse de Quéntar bien “tempranico”, pero por la tarde que madrugar cuesta, con dirección al área recreativa Aguas Blancas (zona llena de rincones maravillosos y agua a raudales, en pleno carril hasta salía un manantial, ¿curioso verdad?).
Al alcanzar el área recreativa nos dirigimos nos desviamos a la izquierda para ir ganando altura a través de un carril en perfectas condiciones hasta el Barranco del Cañageo donde cogimos un carril para acercarnos al Cerro del Salto del Caballo ( yo lo llamaría el Salto de Mata, por la ausencia de vegetación debido al mayor incendio ocurrido en Granada, es una pena está todo “pelao”).
Al cambiar de vertiente cambia la vegetación siendo ésta más abundante y en contínua subida por el Barranco del Prado de la Torre llegamos al Collado de las Tablas donde nos desviamos a la derecha para dirigirnos a la Sierra del Madroño (zona que no conocíamos que nos ha sorprendido por lo aislado y vistas a la Sierra Arana, Diezma, Llanos de Guadix, etc…).
Con la cota alcanzada iniciamos uno de los descensos más largos de los últimos meses (más de 6 kms. sin parar de bajar) donde pasamos por el Cortijo de Tablillas, Casa Forestal de Tablillas para dirigirnos a La Peza. Justo antes de llegar a la localidad nos encontramos con un barranco que parecía que estábamos en el desierto (rambla de arena, cañón profundo, rodaderas, etc…).
Al llegar a La Peza nos paramos en la fuente para reponer agua, refrescarnos un poco ¡que calor! y meditar por lo que nos venía encima subir por el Camino del Cucadero.
El desnivel es de infarto en apenas 3,5 Kms. se sube un desnivel de 550 metros aprox., en algunos tramos “canté” el 25%, no me explico cómo no puse pie a tierra (hermano que “novelón” tenemos).
A lo largo de la subida apenas hablábamos, sólo decíamos joer, joer y joer con la “cuestecita tío”.
Finalmente llegamos sanos y salvos a la cota máxima de la tarde con 1.535 metros, sin más demora me puse los manguitos, nos apretamos las calas y a “tó pastilla” por el carril de la Umbría. En pocos minutos nos “plantamos” en el Puerto de los Blancares.
Como no teníamos mucho tiempo decidimos bajar por la carretera hasta el Embalse de Quentar, nos lo tomamos con paciencia para estirar la piernas y relajarnos después de los desniveles sufridos.
Nota:
Al llegar al coche nos despedimos de la “burra” de mi hermano, con ésta ruta ha sido su jubilación pero con recompensa de 375 euros, el “tío” ya la tiene vendida a la espera de una super-máquina de carbono, FOCUS………
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